sábado, 11 de diciembre de 2010

Relación (b)anal

Ilustración: Louise Pressager

Una relación a distancia no existe. Es una venda en los ojos mientras cruzas una autopista en hora punta, un holograma, la promesa de un techo futuro que pagas con amor al contado (o al escrito). Una relación a distancia es una hipoteca al 5% TAE y el teléfono, un modo de transferencia con el que pagas tu cuota de amor al banco. Un trato es un trato. En el peor de los casos bastan 43 tequieros al mes, depende del contrato previo. Es curioso cómo la relación entre dos personas, incluso el protocolo a seguir en caso de abandono, se pacta en los primeros minutos tras conocerse: apenas 5 segundos bastan para calibrar fuerzas, desnudarse, amarse, odiarse, apalearse, tropezar y caer. Se trata de un proceso involuntario, una auténtica explosión biológica incontrolable. La química trasciende cualquier convención y gobierna la relación a su antojo.. Dos peleles luchando en contra de la banalidad.

Sin embargo, cuando se impone una frontera de 1038 kilómetros entre ambos, las convenciones amorosas dejan de ser el enemigo para convertirse en su mullido sofá. Lo banal pasa a convertirse en el eje alrededor del que orbitas. Y a ti eso te da mucho por el culo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay dios mio (petite)

Fátima Casaseca dijo...

Y si pides la hipoteca en yenes? ;)

Anónimo dijo...

The jest loses its point when he who makes it is the first to laugh.