viernes, 17 de enero de 2014

La dalle blanche


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Tumbada con el vientre encogido vuelta arriba las pupilas dilatadas y los parpados caídos,
cierras los ojos
respiras lo más hondo que puedes
hasta recoger todos los hedores del barrio
das de sí tus narinas
pero no alcanzas a pensar en otra cosa que tu estómago,
que te grita y se exprime y se rebaña las entrañas. 
Aprietas la mandíbula como si pudieras regurgitar el sabor del último mango que imaginaste que comías hace dos días
un regusto amargo te recorre lentamente el esófago 
se hace espeso en tu boca
Es la secreción de tus intestinos vacíos
 
Haces acopio de tus fuerzas y te incorporas en el colchón en el que tu cuerpo agoniza desde ayer, agarrando firmemente la esquina para sostenerte. Puag.  
Tu craches en essayant de ne pas vomir tes organes flétris et asséchés. Tout est calme et en silence, le silence de l'affamé, le silence affamé, la faim de silence, la faim en silence, la faim, silence ! 

Tu cuerpo empieza a perder pie en la escena general mientras suena en diferido el tam-tam de tus órganos internos. Todo está au ralentit. Las gotas de sudor estallan contra el suelo.Tu brazo tiembla. Se te caen los parpados y notas el vahído que llega para hostiarte, pero una náusea te devuelve la conciencia.
Es lo que viene justo antes de caerse de espaldas y desmayarse.

Tu ropa esta empapada de sudor y así te vas a quedar. Hace más de dos horas que el ventilador está ausente. Coupure. Recibos sin pagar. No te torturas; si pudieses encenderlo, no haría más que remover el aire caliente y levantar el polvo que ya corroe lentamente tus venas desde que llegaste a este país. Querrías empaparte bien el cuerpo, lavarte con jabón y frotar todo el sudor y el polvo y el hambre, pero de l’eau, il y en a pas non plus¡ Mechones de pelo se te pegan a la nuca, la frente y el cuello. Cada vez que te secas la frente con la mano hacia arriba lo empapas un poco mas. Empiezas a oler como un perro mojado. Un perro sucio mojado.

Alargas el brazo con los ojos cerrados, para no tener que contemplar como tu mano debilucha cuelga de tu muñeca y palpa la mesa hasta encontrar un paquete de cigarrillos. Queda uno. Cuando se acabe se acabó y no te quedara mas remedio que joderte, pero mientras quede uno no vas a achuchar para calmarte el mono. Lo sostienes en equilibrio entre tus labios temblorosos, que hacen amago de apretarlo con fuerza mientras acercas la cerilla encendida con un movimiento demasiado rápido y demasiado torpe para acertar a la primera. Tu cuerpo entero esta como recién despertado de una gran resaca. Cuando aciertas a encenderlo, das una primera calada profunda histérica que te abrasa el esófago y los pulmones. El humo te invade el estómago. Escuece, te escuece el estómago. El hambre, la falta de costumbre.

Te dejas caer de nuevo para dormir, aunque ya estas dormida porque tus neuronas se han ido apagando poco a poco. Pero tu cuerpo sigue despierto, sudando. Se te pasa por la cabeza que si te duermes quizás no tengas fuerza para despertarte de nuevo. Así se muere la gente hambre? Tu que coño sabes. La dalle, no la conocías hasta hace 3 días.
Esa resignación frente al vacío por lo menos te ha calmado los nervios. Estas en paz. Una paz triste pero calma. Todavía te quedan 100 francos en el bolso. Sonríes, pero sabes que no es suficiente. Podrías comprar media barra de pan, pero estarías renunciando a 4 cigarrillos ahora que ya te has fumado el último que te quedaban. Podrías dividir el dinero : dos cigarrillos y dos bolsas de agua, una para beber y otra para lavarte; un cigarrillo, un trozo de pan y una bolsa de agua, aunque te quedes sin lavarte. Es una decisión absurda, porque tarde o temprano tendrás que gastarlos. Mañana estarás en el mismo estado pero sin los últimos cien francos.

Notas un aguda pinzada en el estomago y tus músculos deshidratados comienzan a tensarse.  Te ríes. Las carcajadas nacen de lo más profundo de tus entrañas, ahí donde supura la humillación y la vergüenza ajena. Te ríes porque estás en un mundo aparte. Ajá, ya lo entendiste. Porque a ti no te han educado para pasar hambre, hambre como en las fotos de los niños de africa que sonríen con sus tripas bien hinchadas y la muerte colgando de sus labios en las fotos que los cooperantes rosados bien rollizos mandan a sus familias para tranquilizarles y enseniarles como son fuertes y como salvan el mundo por ser capaces de tender la mano a un niño sucio y abandonado y muerto de hambre. Joder que no te toquen los huevos con su propaganda humanitaria, joder, que tienes hambre.

No te agobias, no te mueves.

No tienes nada más que hambre y sueño y fe. Dios proveerá. Sólo hay que aguantar un par de días más para que llegue el Ramadám y entonces la situación no será tan embarazosa : no comeremos porque no debemos de comer, nadie dirá que no puede comer, nadie dirá que no tiene de que comer. Y una dulce miseria nos hará cómplices a todos de este gran suicidio colectivo. 

jueves, 1 de agosto de 2013

Sous le vent


Fotografía : Louise Pressager


A los que dicen que
souvent 
la vida es una cadena de hechos sucesivos
que te ocurren 
como cosidos a nuestras piernas 
a toda velocidad
pespuntes baratos que nos apañan aquí  y allá
zurzidos humanos que 
nos transforman sin que podamos 
apreciar la medida el disfraz que a la vida se le antojan

Contesto yo que 
bendice el saber que no es cierto
que hay momentos en que 
el curso de la vida no todo lo puede
Basta con prestar atención
mirar de cerca para ver
cómo uno va dirigiendo su curso
cómo hay algunos momentos que superan al resto
que se pueden señalar con el dedo y
tender al sol 
para ilustrar una vida
un momento parado y húmedo
sin principio ni final señalado
pero latientes
que echan raíces bajo la tierra que pisamos
escondidos bajo nuestro viento
para poder seguir caminando
sous le vent
Puedes agacharte y desenterrarlos a dos manos
tomar la tierra que los cubre
restregárselos por la boca y hasta la nariz
llenarte de tierra los ojos y hasta la garganta 
para volverte a emocionar
y no tener fuerzas de decir más
que aquel momento 
no te cambió la vida
que aquel momento
tú, lo supiste

lunes, 23 de julio de 2012

De terraza a terraza..

Ilustración: Louise Pressager 
El eterno retorno nietzscheano siempre consiguió emocionarme de una forma especial, como si tuviera que guardarlo bien adentro de mis tripas hasta descifrar su sentido exacto. Y esta noche, en el fondo de tus excéntricas pupilas azules, creo haber encontrado la raíz en la que fue plantado.

Llevo toda la vida alimentando la cerilla que guardo en mi zapato izquierdo y que me impulsa a querer recorrer en el mundo entero. No son las paisajes lejanos lo que quiero alcanzar, ni las especias exóticas que quiero probar. Aunque también. Es algo más. Algunos más. Algunos de cientos de miles de personas que quiero descubrir y conocer, nuevas casualidades que necesito recorrer junto a ellas. Por eso me pierdo, aunque conozca el camino. Por eso tomo el café en al barra, y no en la terraza. Por eso giro la cabeza hacia atrás cuando alguien se marcha.

De esa manera, me parecía estar descifrando enigmas ajenos, trabando nuevas y emocionantes relaciones que inevitablemente me empujarían a acercarme al mundo de una manera distinta a la aprendida. No desechaba las viejas lecciones, las guardaba con suma cautela. pero quería más y siempre más.

Hasta que hoy, estando un continente ajeno al mío y, sobre todo, a los míos, has aparecido de la mano de un apuesto, caballero llamémosle A. Algo en su mirada y en forma de rascarse la garganta me ha resultado extrañamente familiar. No sabía qué era lo que me estaba obsesionando hasta que, mirando de arriba abajo, he conseguido verme reflejada en sus zapatos. Nunca había conocido a alguien con los zapatos tan brillantes. No me ha hecho falta porque he crecido junto a él. Me enseñó a nadar a los 4 y a montar en bici a los 7. En la misma ciudad en la que ahora estoy contigo, y en la que he reconocido un cierto olor familiar en t/su aroma. Y en la que, tal vez sin quererlo, ya me habías enseñado a abrir bien las alas y saltar.

¿Y si en realidad nos pasásemos la vida despidiéndonos y conociendo a las mismas personas una y otra vez, una y otra vez y una y otra vez?


jueves, 22 de diciembre de 2011

Café proustiano y otros pudores / Café proustien et autres pudeurs

Ilustración: Louise Pressager







Café proustiano y otros pudores

El botón de pause parpadea incesantemente en tu cabeza. La tragedia está en modo reposo, pero sabes que en algún momento tendrás que darle al play y ¡blaaaaaam! abrir la caja de pandora.
Ahora no, por favor, todavía no. 
Sigues presionando el botón de pause con el dedo meñique del pie izquierdo, mientras te entrenas haciendo equilibrios por encima del hilo del estrés cotidiano. Ahora no te lo puedes permitir. Bueno, sí, seguro que sí, pero no quieres. Porque es viernes y los viernes hay fiesta después del trabajo y sabes que el chico nuevo, el que se sienta al otro lado del despacho, lleva esperando toda la semana para invitarte a una cerveza, charlar contigo y, si se tercia, bailar un poco e incluso, por qué no, llevarte después a casa para echar un buen polvo. Bueno, echarte. Porque en estos momentos hasta un simio autista con un severo retraso mental podría percibir que cada vez que ríes estás haciendo malabares circenses y piruetas de tripe salto mortal para no romper a llorar. Porque no quieres llorar. 
Ahora no, por favor, todavía no. 
Necesito aguantar un poco más. Hasta la hora de la pausa en la oficina. Hasta que pida un café y todas las señales que he evitado escuchar hasta ahora se me vengan encima. Sí, un café. Solo. Sin azúcar. El café era de nosécuálpaísenvíasdedesarrollo y olía exactamente como el que tú me preparabas los viernes por la tarde cuando después del trabajo no había ni fiestas ni citas ni polvos pero tú, y todo lo demás estaba de sobra. Pues sí, ha sido el café proustiano, y no tus gritos telepáticos ni mi amor transfronterizo, el que me ha abatido sobre la mesa del bar. Literalmente. He tenido que recoger mis vísceras en ramo y remolcarlas hasta un lugar seguro donde poder desangrarlas en silencio. He urgado mi tristeza más preciada y te la he dedicado. He desgajado mi piel a tiras hasta exprimirme el alma. Por fin, he empezado a sollozar. A Llorar. Por todo lo que he ignorado hasta ahora llorar hasta dolerme llorar hasta embarazar mis párpados y ojeras llorar hasta el abismo de la afonía llorar hasta tiritarde frío llorar hasta vaciarme de nostalgia llorar hasta vomitar todos los gemidos del lamento llorar hasta secarme por dentro llorar. Por ti. Por las dos. Por el mundo entero.
Y cuando el frío ha empezado a abrasarme las entrañas las he amasado, las he limpiado, las he puesto a secar al sol y las he guardado entre mis piernas bien calientes. Me he dado una ducha de pudor, me he vestido y heacudido al trabajo vestida de rojo. Esta mañana, a la hora de la pausa, he pedido un zumo de naranja. Natural. Sabes¿? Creo que voy a decirle que sí, al chico de la oficina, sólo por distraerme, por ir a tomar algo. Sí, puede que le diga que sí y que hasta salga bien y  en lugar de una cerveza me tome dos o tres, no más porque sino luego no puedo andar en línea recta, ya me conoces, y entonces a lo mejor nos vamos a bailar y acabamos en su casa arrancándonos la ropa con los dientes y a la mañana siguiente, quizás no sea raro, quizás me llame a los tres días (conoces la regla de los tres días, no¿? claro que la conoces, no eres ni tan rara¡!) para ir a cenar o al cine, sólos los dos, y entonces empezaremos a salir un par de semanas. Si me gusta, y no dice muchas tonterías después de follar, a lo mejor hasta se lo presento a mis padres para ver si a ellos también les gusta y le presionan lo suficiente para que entienda que ya voy estando en edad de merecer y me compre un vestido blanco y largo hasta los pies para llevarme a un bonito altar donde juraremos querernos en lo bueno y en lo malo; y lo buena será que nos compraremos una casa en las afueras, porque ya no soporto el ruido de esta ciudad y el aire fresco me sentará bien, y tendremos un jardín con columpios para los niños y, por qué no, un perro, de talla pequeña, eso sí, para que pueda correr a gusto por el césped, y lo malo será que no podré hacer realidad todos sus sueños porque yo en realidad lo que de verdad quiero es sufrir un poco más. Por ti. Por las dos. Por el mundo entero. 
Pero ahora no, por favor, todavía no. 

Disculpa cielo, pero nadie sobrevive al desgarro constante. 



Café proustien et autres pudeurs

Le bouton de pause clignote en permanence dans ta tête. La tragédie est en mode veille, mais tu sais déjà qu'un jour tu devras appuyer sur play et  blaaaaaam! ouvrir la boîte de Pandore. 
Pas maintenant, s'il te plaît, pas encore.
Toujours en appuyant sur le bouton de pause avec l'petit orteil de ton pied gauche, tu continues à faire des acrobaties sur le bout d'fil du rythme habituel du stress quotidien. Maintenant, tu ne peux pas te le permettre. Enfin, bon, ouais, tu pourrais, c'est sûr, mais tu ne veux pas, bref. C'est vendredi, les vendredi on s'éclate après le boulot et, tu sais, il y a ce nouveau mec de l'agence, oui, le nouveau stagiaire qui s'assoit à l'autre bout du bureau, bah, ça fait toute la semaine qu'il attend pour te demander d'aller boire un coup, et toi, toi tu crèves d'envie de lui dire "si", et puis, ça se trouve après vous pourriez aller danser un peu et pourquoi pas bouger chez lui pour finir complètement bourrés avant de s'éclater au pieu. Te faire éclater, plutôt, car même un singe autiste sévèrement attardé pourrait bien se rendre compte que chaque sourire que tu offres est un nouveau tour de jonglerie et que t'es obligée de faire des pirouettes de triple saut mortel pour ne pas éclater en sanglots. Par ce que. Je ne veux pas pleurer. 
Pas maintenant, s'il te plaît, pas encore.
Je peux encore tenir un peu. Jusqu'au moment de la pause au bureau. Jusqu'à ce que j'eusse commandé mon café au bar du coin. Et là, exactement, tous les échos dont j'avais eu la détresse d'éviter me tomberont dessus. Oui, un café. NoirSans sucre. 
Un café de jenesaispasquelpaysenvoiededéveloppement qui sentait exactement comme celui que tu me préparais chaque vendredi soir quand, après le taf, il n'y avait ni fête ni rencontres ni sexe mais toi, et tout le reste était en trop. Eh ben oui, il s'avère que c'est le café proustien, et pas tes agonies  télépathiques ni mon amour transfrontalier, qui m'a abattu direct sur le comptoir du bar. Littéralement. J'ai du recueillir mes tripes dans un bouquet et les remorquer jusqu'à un endroit plus sûr pour qu'elles saignent en silence. J'ai creusé ma tristesse la plus précieuse et je te l'ai consacré. Je me suis déchiré la peau en bandes pour arriver à presser mon âme. Écorchée vif. Enfin, j'ai commencé à sangloter. Pleurer. Pour tout ce que j'avais ignoré jusqu'à présent pleurer jusqu'à me blesser pleurer jusqu'à féconder cernes et paupières pleurer jusqu'à l'abîme de l'aphonie pleurer jusqu'au tremblement jusqu'à grelotter de douleur pleurer jusqu'à vomir tout le malheur pleurer jusqu'à dessécher mes entrailles. Pour toi. Pour nous deux. Pour tout le monde entier. 
Quand le froid a commencé à brûler mes tripes, les ayant pétries, amassées, les ayant nettoyées et mises au chaud du soleil du moi de mars, je les ai à nouveau gardées entre mes cuisses molles. J'ai prise une douche de pudeur froid(e), je me suis rhabillé et rentré à l'agence habillé en rouge. Ce matin, au moment de la pause, j'ai juste commandé un jus d'orange. Naturel. Tu sais? J'ai réfléchi ces derniers temps. Je vais peut-être lui accorder une chance au type du bureau, ça me fera du bien de prendre l'air un peu. Oui, je vais lui dire que oui, et c'est pas exclu qu'au lieu d'une on prenne deux ou trois bières, pas plus, tu sais que sinon après je ne retrouve plus mes pieds, moi, et ensuite nous pourrions danser un peu et finir chez lui, cette fois-ci en s'arrachant les vêtements à coups de dents, et le lendemain matin sera tout à fait normal, je me blottirai contre lui dans lit avant de partir, et alors j'attendrai qu'il me rappelle pendant trois jours (tu connais, toi, la règle des trois jours non? bah oui, tu la connais, c'est sûr, t'es comme même pas si bizarre!) pour aller dîner ou voir un film, tout les deux, et puis alors on se mettra ensemble quelques semaines je ne sais pas. Après, s'il continue à me plaire et qu'il ne dit pas trop des conneries après avoir baisé, peut-être je le présenterai devant mes parents et s'ils l'aiment aussi, ils pourront lui faire remarquer que je suis digne de l'âge çafaitdéjàlongtemps et comme ça il m'achètera une belle robe blanche jusqu'aux pieds pour me conduire devant un autel solennel où on prêtera serment de notre amour pour le meilleur et pour le pire; le meilleur étant qu'on trouve une maison en banlieue, car ça m'écœure le bruit du centre ville, avec un jardin et des balançoires pour les gamins, deux, une fille et un garçon, et pourquoi pas un chien, de petite taille, pour qu'il puisse courir à son gré, et le pire étant que je ne serai  jamais en mesure de réaliser ses rêves car  moi, ce que je veux vraiment, moi maintenant, c'est pouvoir souffrir encore un peu. Pour toi. Pour nous deux. Pour tout le monde entier. 
Mais pas maintenant, s'il te plaît, pas encore.


Désolée, mon ange, mais personne ne survit à la déchirure perpétuelle. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

Le soleil est plat


Ilustración y título: Louise Pressager

Este tío no sabe tirar las cañas, menuda mierda de cerveza
pienso 
sentada enfrente de ti
a las 19h35 de un martes cualquiera
mientras 
me hablas 
de la vida y del miedo
de tus chorradas
nos vemos pero no nos vemos
vomitamos mirándonos a los ojos
despejo mi blanco rostro inmaculado
y aparto el mechón que me tapa la mirada
ese mechón, ese que te perturba
que incesantemente se balancea delante de 
mis pálidos ojos, te miran
fijamente
hasta convertirte en cíclope
sonrío
de veras
te cogería en mis brazos para decirte al oído que eres mi cíclope preferido
pero sigues ahí sentado
vomitando entre mis manos

martes, 19 de julio de 2011

Palíndromo, conversación de..

Ilustración: Louise Pressager

Palíndromo
[Del griego 'de nuevo' y 'carrera'] sust. m. 
1. Palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda



-Palíndromo es, por ejemplo, 'dábale arroz a la zorra el abad'. Es reversible, lo ves¿? Dábale arroz a la zorra el abad, daba le arroz a la zorra elabad. ¿Lo entiendes? De un lado y del otro es lo mismo. Lo ves¿?

-Ya, como una especie de milagro.. Magia.

-¿Magia?

-Bueno, ya sabes, no hay tantas cosas reversibles.

-¡Eso lo dices tú porque eres un culo inquieto! Vas siempre de un lado a otro sin parar, como una peonza. París, Milán, Munich..¿Cuántas ciudades has visitado en los últimos seis meses? ¿Cuántas veces has hecho y deshecho la maleta?

-Es distinto, eso lo hago por deber, es mi trabajo. 

-Mi deber, mi deber.. ¡Una mierda tu deber! Eres un hombre occidental, un semi-dios del capitalismo: tu trabajo Es tu vida.

-¿Pero de qué coño me estás hablando? Lo sabes mejor que nadie, necesssiiito ese trabajo. Vale que me proporciona una lujosa vida llena de caprichos, pero qué le voy a hacer si me he acostumbrado. No cambia nada, ahora lo necesssiiito.

-Como quieras, el caso es que no paras. Sólo percibes el principio o el final de las historias. Cada acontecimiento es para tí una revolución; tu vida es un desgarro permanente.

-¿Ahora te pones en plan metafísico? Porque podría reprocharte lo contrario.. Desde que ella se fue no has salido de la ciudad.

-¿Por qué te parece tan raro? Es una ciudad magnífica, a medida. No necesito salir, aquí tengo todo lo que necesito. 

-¡Ajá! Quizás ese el problema. A ver, ¿no sales porque lo tienes todo aquí o sólo necesitas lo que hay aquí para no tener que salir?

-(Suspiro) Eres como los demás: actúas con despreocupación, pero en el fondo sospechas como cualquiera. ¡Joder, mi propio hermano!

-¿Qué cojones es lo que sospecho, si puede saberse?

-Que sufro. Sospechas que sufro, como todos. Esperáis que, en el momento menos oportuno, reviente de pena en mil pedazos. Esperáis que sufra. Exhibís vuestros hombros esperando que me derrumbe sobre ellos. Pero déjame que te diga una cosa, no sufro porque no me sale de los cojones. ¡Ea, ya está, ya lo he dicho! No tengo ganas..

-...

-Es más, deberíais meteros en vuestros propios asuntos. El dolor ajeno es un misterio sobre el que no se debería especular.

-Perdona, no me había dado cuenta hasta ahora. No sabía que...bueno, sí, lo sabía. Pero no quería que lo interpretaras de ese modo. Es decir..no quería que tú pensases que..bueno..que yo..en fin

-Tranquilo, a estas alturas no seré yo quien se ofenda. Total, ella no me abandonó sólo a mi. A Paula y a Ricardito también, ¡justo cuando más la necesitan! A tí también, y a la que mujer que todavía no tienes y a los que hubieran sido sus sobrinos. Ella nos abandonó a todos. Pero está bien.

-Si tú lo dices..

-Verás, no sé si está bien o no lo está. Por el momento, sólo es un hecho suspendido en una realidad inmensa y poderosa que sigue su curso, inmutable. El mundo ni siquiera se ha dado cuenta. Ya ves, ni siquiera ha un milímetro desde que se fuera ella. Ni un ápice, nada. La Historia no ha terminado, seguirá andando sin parar hasta que me muera yo, y tú, y Ricardito y Paula, y aún después de eso seguirá andando..

-Estás peor de lo que pensaba. Joder, Antonio, ¡joder! Ella no va a volver. ¿Entiendes? ¡Ríndete! La Historia podrá dar las vueltas que quieras: podrían repetirse 100 catástrofes nucleares o incluso una Tercera Guerra Mundial. Pero eso no tiene nada que ver. Joder, ¡Carmen no va a volver! Vuestra historia sí ha terminado, no puedes esperarla continuamente en esta maldita ciudad.

-....

-Ven conmigo.

-Contigo¿?

-Sí, coge a los niños, haz maletas y veniros conmigo a Roma. También es tu ciudad, al fin y al cabo.  Piénsalo: los niños podrían estar más cerca de sus abuelos y mamá se pondría muy contenta. Siempre está hablando de ti,  quejándose de que no la llamas lo suficiente.

-....

-¿Qué? ¿Qué me dices? Vente conmigo. 

-No puedo, Carlos. No quiero marcharme. No es lo que piensas, tranquilo. No la estoy esperando, ya no. Sé que ella no volverá, pero no puedo abandonar nuestra historia. Después de todo, si me largo estaría traicionando mi por-venir, todo lo que aún está por sucederme a mi y a los niños. Sería irreversible.

-Nada es reversible, ¿no te das cuenta? La vida está llena de encrucijadas: vas a la izquierda o a la derecha, tomas café o té, respondes el teléfono o cuelgas. Cada semáforo que cruzas, cada autobús que coges y..¡pum! arrasas cientos de finales distintos que por un instante pudieron ser los tuyos. La vida es una maravillosa casualidad, Antonio, y deberías aprender a disfrutar de esa multiplicidad de destinos que podrían ser y no serán. ¡Toma las riendas de una vez! Ella, la Vida, sí que no te está esperando.  Pasa de ti y tus ñoñerías metafísico-románticas. No es un ningún juego; la vida es i-r-r-e-v-e-r-s-i-b-l-e.

-No, de eso nada. Tu vida, Carlos, es irreversible porque no le das la oportunidad de no serlo. Siempre de un lado a otro, pescando momentos fugaces aquí y allá, momentos que no necesitan principio ni final porque ya se lo escribes tú.

-Ya estamos con lo mismo, ¡ay que ver! Bien, pongamos que mi vida es irreversible porque 'no le doooy una opoortunidaaad', ¿así es? Pues yo creo que la tuya lo es justamente porque se lo exiges. No veo tanta diferencia, qué quieres que te diga. Siempre a la espera de una señal de la Providencia que encaje las piezas del enrevesado puzzle que es tu cabeza.

-Llámalo como quieras, pero encaja. Si tuvieras paciencia, el tuyo también lo haría.

-...

-¿Me harías un favor? Echa un vistazo hacia atrás e intenta atar los cabos.

-¿Un vistazo? A qué..vamos a ver.

-¡Pues a todo! A tu vida, no sé. A las encrucijadas que dices que has vivido, si te empeñas: al momento en que te hiciste consultor y no médico, por ejemplo. No, mejor, al momento en que decidiste ir a estudiar a Berlín. O antes, al que escogiste alemán como primera lengua en secundaria, cuando todos quisimos aprender español. Repasa el momento en que Papá nos inscribió en un colegio que estaba a 15 km de nuestra casa, cuando había otro al final de la calle.

-Bueno, si te pones en ese plan..

-Es un favor. ¿No ves cómo todo concuerda? Es como en el libro de Veronesi: "hay que confiar en cómo se inclina el mundo, de vez en cuando".

-Ya veo..pero es complicado. Vamos a ver, yo creo que si hubiera tomado otro camino, todo sería distinto. La vida no es un palíndromo, Antonio, es distinta si se toma del principio al final y del final al principio. No es magia, eso son milongas tuyas.

-De veras¿?

-De veras.

-Y sin embargo, querido hermano mío, eres Tú y no Otro..


martes, 28 de junio de 2011

¡Précaution, zone amoureuse!

Ilustración: Louise Pressager

                                   ¡Précaution, zone amoureuse!

Basado en un intercambio de e-mails entre dos miembros de Las Chicas del Azúcar (LCDA) mantenida en mayo de 2010. 


Te ha costado dormir. Hacía demasiado calor y has pasado la noche hurgando entre las sábanas para encontrar el lado más fresco de la cama. El despertador tenía la misma música y los cereales son los mismos que ayer y que antes de ayer. [Momento publicitario "por emplazamiento": Señores dueños de Carrefour Discount, ¡gracias por vuestra nueva gama de cereales casicasiigualrericosquelosdemarca!] Después de ducharte, te has observado durante un tiempo en el espejo y no estabas ni más gorda ni más flaca, ni más alta ni más baja. El corazón te latía al ritmo habitual. Puede que tuvieras algún lunar recién nacido (sí, los lunares "nacen") pero tus ojos no reflejaban ningún brillo especial y los dientes seguían todos en el mismo sitio. 
Has salido a la calle y, a pesar de todo, no ha pasado nada. Nadie te ha felicitado con una palmadita en la espalda o, al contrario,  te ha señalado mofándose con el dedo afilado. No te ha fulminado ningún rayo o te has convertido en piedra. No se ha derrumbado ninguna institución ni se ha extinguido ninguna especie. Ni siquiera has descrifrado una maldita señal de advertencia. Cómo es posible si estás enamorada¿? Y entonces..cómo sabe uno cuándo se ha enamorado¿? 

Has pesado y comparado tu Amor con el de los demás. Has cuidado tu Amor: le has sacudido el polvo y lo has lustrado para que no perdiese brillo.  Lo has puesto del derecho y del revés, lo has mirado por arriba primero y por abajo después. Lo has traído de frente cerquita de las narices y los olido con los ojos bien cerrados y los pulmones muy abiertos. Y no has notado nada. Hay gente que lo cultiva y almidona día a día al solecito. Que lo grita a los cuatro vientos y si no lo siente se lo inventa. Pero tú llevas tanto tiempo guardando tu Amor que ahora te maldices por no saber usarlo. Claro, pensabas que el día que te decidieses a estrenarlo el mundo entero convulsionaría, señalándote como traidora o regocijándose por tu felicidad. Incluso llegaste a pensar que el resto de tu cuerpo participaría de ese Amor exprimiendo su biología para hacerte latir más fuerte, más rápido y más intenso. No sé, un fogonazo, una aureola sobre la cabeza de Otro que eclipse al resto de seres de la tierra o yo qué sé. ¡Y una mierda! Un buen día te levantas, resulta que te enamoraste y ni siquiera te has dado cuenta. Tú misma y ni siquiera lo has notado. ¡Joder! No es tan doloroso como imaginaste. No es trágico. Es fácil. 

O no. Porque sigues preguntándote: cómo sabe uno cuándo se ha enamorado¿? 


Esta entrada está dedicada a mi Petite, la más grande.