Ilustraciones: Louise Pressager

Vas. Vienes. Vas. Vienes. Vas. Vienes. Vas. Vienes. Vas. Vuelves. Vas. Vuelves. Vuelves. Vuelves. Vas. Llegas. Vuelves. Llegas. Vas. Vuelves. Vas. Regresas.
¿A partir de qué ida y de qué vuelta uno deja de ir y de volver?
Llega un momento en que uno ya no se siente yendo a un lugar sino llegando, lo que pasa es que la mayoría de las personas nunca quieren confesar cómo ocurre, si es rápido y ligero o por el contrario se trata de un momento solemne y torpe.. ¿Pérdida o abandono? Puede que sea la noche en que olvidas el plano en la mesita de la entrada, o aquella en que el camarero te sirve 'lo de siempre' antes de que abras la boca. No, es de seguro el momento en que dejas de temblar cuando te preguntan una dirección. Más exactamente, cuando indicas al taxista el itinerario que debería escoger para evitar el tráfico de las 18.45h sobre la Vía Diagonal.
Es tan difícil advertir el tris que separa llegar de volver como señalar los matices que distinguen viaje, trayecto y recorrido. ¿Viajar se dice al emprender o sólo al finalizar? Porque uno puede iniciar un viaje y no terminarlo. A lo mejor uno cree irse de viaje y resulta que termina siendo un itinerario, ¿qué sería entonces?
¡Pues vaya!
Damas y caballeros, gracias por su lunares.
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