domingo, 21 de noviembre de 2010

Dolor material

Ilustración: Louise Pressager. 



La sensibilidad humana es una sustancia material. Casi seguro.
Según las condiciones de presión o temperatura y en relación con las fuerzas de unión de las partículas que la constituyen, podrían entonces obtenerse tres estados o fases de agregación de la materia: sólida, líquida o gaseosa. (Wikipedia señala una cuarta, pero se explican fatal y no he conseguido entender nada).

Cabría entonces decir que las personas sentimos de tres maneras distintas o que un sentimiento puede manifestarse en tres estados distintos. El mundo no es un laboratorio, así que lo difícil es malearlas a tu antojo, controlar la presión y la temperatura.

Hay afectos líquidos y otros gaseosos. Hay emociones sólidas y otras que se derriten. Unas hierven abrasándote las entrañas. Otras son etéreas, como canela evaporada.  El amor de la mayoría de la gente es firme, robusto y compacto. Pocas veces el amor fluye limpio y oxigenado de un cuerpo a otro. El dolor, sin embargo, es escurridizo o y se derrama. Si pudieras, querrías compactar el sufrimiento macizo de todo el mundo y meterlo en el fondo de un cajón.


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