martes, 28 de junio de 2011

¡Précaution, zone amoureuse!

Ilustración: Louise Pressager

                                   ¡Précaution, zone amoureuse!

Basado en un intercambio de e-mails entre dos miembros de Las Chicas del Azúcar (LCDA) mantenida en mayo de 2010. 


Te ha costado dormir. Hacía demasiado calor y has pasado la noche hurgando entre las sábanas para encontrar el lado más fresco de la cama. El despertador tenía la misma música y los cereales son los mismos que ayer y que antes de ayer. [Momento publicitario "por emplazamiento": Señores dueños de Carrefour Discount, ¡gracias por vuestra nueva gama de cereales casicasiigualrericosquelosdemarca!] Después de ducharte, te has observado durante un tiempo en el espejo y no estabas ni más gorda ni más flaca, ni más alta ni más baja. El corazón te latía al ritmo habitual. Puede que tuvieras algún lunar recién nacido (sí, los lunares "nacen") pero tus ojos no reflejaban ningún brillo especial y los dientes seguían todos en el mismo sitio. 
Has salido a la calle y, a pesar de todo, no ha pasado nada. Nadie te ha felicitado con una palmadita en la espalda o, al contrario,  te ha señalado mofándose con el dedo afilado. No te ha fulminado ningún rayo o te has convertido en piedra. No se ha derrumbado ninguna institución ni se ha extinguido ninguna especie. Ni siquiera has descrifrado una maldita señal de advertencia. Cómo es posible si estás enamorada¿? Y entonces..cómo sabe uno cuándo se ha enamorado¿? 

Has pesado y comparado tu Amor con el de los demás. Has cuidado tu Amor: le has sacudido el polvo y lo has lustrado para que no perdiese brillo.  Lo has puesto del derecho y del revés, lo has mirado por arriba primero y por abajo después. Lo has traído de frente cerquita de las narices y los olido con los ojos bien cerrados y los pulmones muy abiertos. Y no has notado nada. Hay gente que lo cultiva y almidona día a día al solecito. Que lo grita a los cuatro vientos y si no lo siente se lo inventa. Pero tú llevas tanto tiempo guardando tu Amor que ahora te maldices por no saber usarlo. Claro, pensabas que el día que te decidieses a estrenarlo el mundo entero convulsionaría, señalándote como traidora o regocijándose por tu felicidad. Incluso llegaste a pensar que el resto de tu cuerpo participaría de ese Amor exprimiendo su biología para hacerte latir más fuerte, más rápido y más intenso. No sé, un fogonazo, una aureola sobre la cabeza de Otro que eclipse al resto de seres de la tierra o yo qué sé. ¡Y una mierda! Un buen día te levantas, resulta que te enamoraste y ni siquiera te has dado cuenta. Tú misma y ni siquiera lo has notado. ¡Joder! No es tan doloroso como imaginaste. No es trágico. Es fácil. 

O no. Porque sigues preguntándote: cómo sabe uno cuándo se ha enamorado¿? 


Esta entrada está dedicada a mi Petite, la más grande. 

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